Alfredo Mires rescata las tradiciones de Cajamarca.
Hace años, cuando Alfredo estaba empezando a recoger la memoria de las costumbres y los tiempos, los campesinos le propusieron algunos temas de trabajo: el eclipse, la lluvia, la inundación, la niebla, la helada, el ventarrón, el remolino.
Alfredo asintió: ¡Ah, sí! —dijo—. Fenómenos naturales.
Nadie respondió. De callada manera, le estaban diciendo que tal cosa no existe en Cajamarca.
Con el tiempo, Alfredo aprendió.
Aprendió que el eclipse ocurre porque el sol y la luna son una pareja que se lleva mal, sol de fuego, luna de agua, y cuando se encuentran, se pelean, y el sol quema a la luna o la luna moja al sol y lo apaga por un rato; y aprendió que la lluvia es hermana de los ríos; que por los ríos corre la sangre de la tierra, y hay inundación cuando la sangre se derrama; que la niebla se mata de la risa burlando a los caminantes; que la helada es tuerta, y por eso quema los cultivos por un solo lado; que el ventarrón se relame comiéndose las semillas sembradas en luna verde y que el remolino da vueltas porque tiene un solo pie.
Tomado de:
Cuentos de Galeano en la Jornada
Eduardo Galeano
Fotografía de internet