Práctica: aceptar a nuestros ancestros
Para aceptar sinceramente a los demás tal como son, debemos empezar por nosotros mismos. Si no nos aceptamos tal cual somos, jamás podremos aceptar a los demás. Cuando me miro, veo cosas admirables y hasta extraordinarias, pero también sé que hay en mí aspectos negativos. El primer paso, pues, consiste en reconocerme y aceptarme tal cual soy.
Inspira y espira, visualizando a tus ancestros y, viendo sus aspectos positivos y negativos, acéptalos sin vacilar.
Ustedes están en mí, queridos ancestros, con todas sus fortalezas y con
todas sus debilidades. Veo en ustedes semillas positivas y semillas
negativas. Veo que han sido afortunados y que en ustedes se regaron
semillas positivas como la amabilidad, la compasión y la valentía. Y
también veo que, si no hubieran sido afortunados y se hubieran regado
en ustedes semillas negativas como el miedo, el orgullo y los celos, las
semillas positivas no hubiesen tenido la oportunidad de crecer.
Que las semillas positivas de una persona se vean regadas en vida se debe, en parte, al azar y, en parte, al esfuerzo. Las circunstancias de nuestra vida pueden ayudarnos a regar las semillas de la paciencia, la generosidad, la compasión y el amor. Las personas que nos rodean pueden ayudarnos a regar esas semillas y lo mismo hace también la práctica de la plena conciencia. Pero si una persona crece en tiempo de guerra y en el seno de una familia y de una comunidad oprimidas, puede estar llena de desesperación y miedo. Los padres que sufren mucho y tienen miedo al mundo y a los demás riegan en sus hijos las semillas del miedo y de la ira. Los niños que, por el contrario, crecen envueltos en un clima de seguridad y amor fortalecen, en su interior, las semillas positivas.
Si puedes mirar de este modo a tus ancestros, te darás cuenta de que eran seres humanos que sufrieron y trataron de hacer las cosas lo mejor que supieron. Esta comprensión borra todo rechazo y toda ira.
Aceptar a tus ancestros, con todas sus fortalezas y todas sus debilidades, te ayudará a estar más en paz y a tener menos miedo.
También puedes considerar ancestros, por haber nacido antes que tú, a tus hermanos y hermanas mayores. También ellos tienen, como nosotros, fortalezas y debilidades.
Hacer las paces con tus ancestros requiere cierta práctica, pero si quieres acabar con el miedo, es importante que aprendas a reconciliarte antes con ellos. Y esto es algo que puedes hacer en cualquier lugar, ante un altar, un árbol, una montaña o en la ciudad. Lo único que necesitas es visualizar la presencia, en tu interior, de todos tus ancestros. Tú eres su continuación y solo puedes estar completamente presente cuando haces las paces con ellos.
Extracto del libro:
Miedo
Thich Nhat Hanh
Fotografía tomada de internet