domingo, 2 de junio de 2019

AQUÍ Y AHORA








Ya he llegado, estoy en casa aquí y ahora. Soy estable, soy libre y moro en lo último. 





Cuando volvemos al aquí y ahora, nos damos cuenta de las muchas condiciones ya existentes de la felicidad. La práctica de la plena consciencia consiste en volver a conectar profundamente, aquí y ahora, con nosotros mismos y con la vida. Esto es algo para lo que tenemos que adiestrarnos. Aun en el caso de que seamos muy inteligentes y entendamos el principio inmediatamente, todavía debemos adiestrarnos en vivir de verdad de este modo. Tenemos que adiestrarnos en reconocer las muchas condiciones de felicidad que ya están realmente aquí. 





Puedes recitar el poema anterior cuando inspiras y cuando espiras. También puedes recitarlo cuando vas en coche al trabajo. Quizá no hayas llegado todavía a tu oficina, pero mientras conduces, llegas al presente, tu verdadero hogar. Y cuando llegues a tu oficina, ese también será tu verdadero hogar. En la oficina también estarás aquí y ahora. La práctica de la primera estrofa del poema «Ya he llegado, estoy en casa» puede hacerte muy feliz. Independientemente de que estés sentado, hablando, regando el huerto o dando de comer a tu hijo, siempre puedes practicar «Ya he llegado, estoy en casa». Poco importa que te hayas pasado la vida escapando porque, en cualquier momento, puedes dejar de hacerlo. Ahora mismo puedes detenerte y vivir realmente tu vida. 





Cuando inspiramos diciendo «Ya he llegado» y realmente llegamos, hemos alcanzado el éxito. Estar completamente presente y vivo al cien por cien es todo un logro. Así es como el presente se convierte en nuestro verdadero hogar. Cuando inspiramos diciendo 





«Estoy en casa» y realmente nos sentimos en casa, desaparece el miedo y ya no necesitamos seguir escapando. 





Repitamos, pues, el mantra que dice «Ya he llegado, estoy en casa» hasta que se convierta en algo real. Lo repetimos inspirando y espirando y dando los pasos necesarios para asentarnos realmente en el aquí y ahora. Las palabras no deben convertirse en un obstáculo, sino contribuir tan solo a la concentración y alentar la comprensión. Es la comprensión, no las palabras, la que nos mantiene en casa. 











Extracto del libro:


Miedo


Thich Nhat Hanh


Fotografía tomada de internet