jueves, 20 de junio de 2019

EL PROPÓSITO DEL BUDISMO


Primero alcanza la iluminación,
luego instruye a todos los seres.

Hace muchos siglos, el filósofo griego Sócrates solía pasear por las calles y mercados de Atenas, enseñando a sus estudiantes. Les decía: “¡Tienes que conocerte a ti mismo! ¡Tienes que conocerte a ti mismo! ¡Tienes que conocerte a ti mismo!” Un día un discípulo le dijo: “Siempre dices que tenemos que conocernos a nosotros mismos. ¿Pero tú, te conoces a ti mismo?”

“No, no me conozco a mí mismo,” contestó Sócrates. “Pero comprendo este ‘no sé.’” Es una enseñanza muy interesante. La práctica budista señala a la misma experiencia, puesto que la mayoría de los seres humanos pasan sus vidas sin el menor sentido de quienes son.

Comprendemos muchas cosas de este mundo, pero no nos comprendemos a nosotros mismos. ¿Por qué hemos venido a este mundo los seres humanos?

¿Por qué vivimos en este mundo? ¿Por amor? ¿Por dinero? ¿Por respeto o fama? ¿Vivimos por nuestra esposa, esposo o niños? ¿Por qué vivimos en este mundo? Si alguien nos hace estas preguntas, tal vez respondamos: “Vivo por mis hijos. Vivo para ahorrar el suficiente dinero, o quizás simplemente para darme la buena vida.” La mayoría de las personas piensa así. Viven sólo para su familia, buscando alguna fugaz respetabilidad social, tal vez para gozar del arte o conseguir alguna posición de poder. Todo el mundo quiere gozar de una buena situación para sí mismo. Si observamos de cerca este mundo, es fácil ver que la mayoría de las personas comen, duermen y simplemente viven buscando su propia felicidad personal. Pero estas cosas no son el propósito real de la vida de los seres humanos. Son simplemente medios de vida provisionales para vivir en este mundo. Si los seres humanos no pueden descubrir quiénes son, ¿cómo podrán ser nunca felices?


Del libro:
La Brújula del Zen
Seung Sahn
Fotografía tomada de internet