IV FLORES
El título de este capítulo representa las cosas del mundo que podemos perseguir despreocupadamente como vanidades incluso mientras nos acechan el tiempo y la muerte, o que podemos conscientemente utilizar constructivamente para embellecer el mundo
si nos damos cuenta de su valor. Mejor incluso que el color y la fragancia mundanas, nos dicen los aforismos, es la bondad de carácter por la cual podemos convertirnos, tal como suele decirse, en un loto exquisito que crece a partir de un montón de polvo.
1. ¿Quién conquistará la tierra
y este mundo de muerte con sus
dioses? ¿Quién reunirá palabras
acertadas llenas de verdad como el
experto que recolecta flores?
2. Será el estudioso el que
conquistará esta tierra y el mundo
de la muerte con sus dioses. Será
el estudioso el que reúna palabras
acertadas llenas de verdad como el
experto recolecta flores.
En este contexto, «estudioso» no indica la sabiduría académica sino la sinceridad y la diligencia en el estudio de lo que es verdadero.
4. La muerte se lleva al
absorto en recoger flores como la
inundación arrasa un pueblo
dormido.
5. La muerte sobrepasa al
absorto en recoger flores antes de
que haya cumplido su objetivo.
Aquí, «recoger flores» significa dedicarse a los objetos de deseo hasta el punto de despreocuparse de la naturaleza objetiva del deseo.
6. Así como la abeja toma el
néctar y se marcha sin dañar el
color o el aroma de las flores, as¡
debería actuar el sabio en un
pueblo.
Esta popular imagen budista se refiere a la vida en el mundo sin obsesiones, sin deformarlo a la fuerza por las actitudes y las conductas agresivas y codiciosas.
7. No mires las faltas de los
demás o lo que los demás han
hecho o dejado de hacer; observa
lo que tú has hecho y has dejado
de hacer.
Dahui, el famoso maestro zen, solía recomendar un proverbio equivalente a éste como medio de llegar al despertar: «No montes el caballo de los demás, no dispares el arco de los demás, no te metas en los asuntos de los demás.»
8. Como bella flor plena de
color pero carente de fragancia, ni
siquiera las palabras bien dichas
dan fruto en aquel que no las pone
en práctica.
9. Como bella flor plena de
color y también fragante, las
palabras bien dichas dan fruto en
aquel que las pone en práctica. 10.
Así como se pueden hacer muchos
tipos de guirnaldas a partir de un
montón de flores, también puede
hacer mucho bien un ser mortal.
Baste con esto para calificar el cliché popular de que el budismo es pesimista, negativo y negador del mundo. El tercer patriarca chino zen escribió: «No desprecies los seis sentidos porque los seis sentidos no son malos; al fin y al cabo, son lo mismo que el auténtico despertar.»
11. El aroma de las flores no
avanza contra el viento; ni el
sándalo ni el áloe**, ni el jazmín.
Pero el aroma del virtuoso sí avanza
contra el viento; la fragancia de su
rectitud perfuma en todas
direcciones.
12. El sándalo, el áloe, el loto
azul, el jazmín de flor grande:
hasta en medio de cosas tan
fragantes la fragancia de la
conducta virtuosa es la mejor de
todas.
13. La fragancia del áloe y del
sándalo es leve; la fragancia de la
gente virtuosa es intensa y llega
incluso hasta los dioses.
La visionaria escritura budista llamada Avatamsaka-sutra está repleta de imágenes de fragancias que simbolizan el «perfume» de la moralidad y de la bondad de carácter.
14. La afección maligna no
tiene cómo acometer a aquellos
que han perfeccionado la conducta
virtuosa, que viven vigilantes y
que se han liberado por medio del
conocimiento auténtico.
** Se trata de la madera del árbol indio Aquilaria agallocha, de carácter resinoso, que se quema para perfumar el ambiente. (N. del T.)
A propósito de la «liberación por medio del conocimiento auténtico» dijo Linji, el maestro zen clásico: «Los que estudian el budismo deberían buscar de momento la percepción y la comprensión verdaderamente auténticas. Si se consiguen la percepción y la comprensión verdaderamente auténticas, entonces el nacimiento y la muerte no nos
afectan; se es libre de marcharse o de quedarse.» Y también: «Es sumamente urgente que busquéis la percepción y la comprensión verdaderamente auténticas, de manera que podáis ser libres en el mundo y que no os confundan los espiritualistas vulgares.»
15-16. Así como el loto
fragante y delicioso crece de un
montón de polvo en el camino, así
en medio de los mortales ciegos,
que tanto se parecen al polvo,
brillan los discípulos de la
auténtica iluminación.
Para describir el viaje mayor se utiliza una imagen similar a ésta de «estar en el mundo pero no ser del mundo»; en ese viaje se «reinvierten» continuamente la liberación y la iluminación individuales en el mundo en beneficio de la gente del mundo.
Extracto del libro:
Dhammapada Buda
Imágenes tomadas de Internet