lunes, 10 de mayo de 2021

EL MUNDO ES UNA PRUEBA


Una persona que se evade en realidad no es una persona con comprensión. Su evasión misma demuestra su temor, no su comprensión. Si dices: ¿Cómo puedo ser feliz sentado en la plaza de mercado? ¿Cómo puedo estar en silencio sentado en la plaza de mercado?’ y te escapas al silencio del Himalaya, estás evadiendo la posibilidad misma de lograr el silencio, pues es sólo en la plaza de mercado que existe el contraste; es sólo en la plaza de mercado que existe el reto; es sólo en la plaza de mercado que existen las distracciones. Y tendrás que sobreponerte a todas esas distracciones.

Si te escapas al Himalaya te sentirás un poquito más tranquilo, pero al mismo tiempo un poquito más estúpido. Comenzarás a sentirte más silencioso, pero ese silencio le pertenece al Himalaya, no a ti. Si regresas, el silencio se quedará atrás, regresarás solo. Y, al regresar al mundo, te sentirás aun más alterado que antes, pues te habrás vuelto más vulnerable, más blando. Y regresarás con un prejuicio, con la idea de que has alcanzado el silencio. Te habrás vuelto más egoísta.

Es por eso que las personas que han escapado a los monasterios le temen a regresar al mundo. El mundo es una prueba. El mundo es una pauta. Es más fácil estar en el mundo y, poco a poco, ir adentrándose en el silencio; así el silencio del Himalaya llega a ser parte de tu ser. No tienes que ir al Himalaya; el Himalaya viene a ti. Es algo propio tuyo y tú eres el dueño.



FUENTE: OSHO: ‘El Hombre que Amaba las Gaviotas y Otros Relatos’, Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2003, ISBN 958-04-7279-3, Pag. 313