miércoles, 16 de junio de 2021

SOMOS NADA


Un asceta errante estaba acampado en un pueblo. Un hombre se le acercó y le dijo que deseaba conocer a Dios. El asceta le preguntó: ‘¿Has amado a alguien alguna vez?’

‘No, no he caído en cosa tan mundana. Nunca me he rebajado tanto, porque es a Dios a quien deseo alcanzar’.

El asceta le preguntó de nuevo: ‘¿Nunca has experimentado las congojas del amor?’ El buscador le respondió enfáticamente: ‘Te estoy diciendo la verdad’.

El pobre hombre decía la verdad porque en el ámbito de la religión, el amor es motivo de descalificación. Tenía la seguridad de que si respondía que había amado a alguien, el asceta le pediría que se deshiciera del amor de inmediato, que renunciase a ese apego, que dejara atrás las emociones mundanas antes de solicitar su guía. Así que, aunque pudiera haber amado a alguien alguna vez, tuvo que responder negativamente.

El monje preguntó por tercera vez: ‘Dime algo. Revisa cuidadosamente. ¿No has amado ni un poco siquiera, a alguien, a quien fuera?’

El aspirante le contestó: ‘Perdóname, pero, ¿por qué insistes en la misma pregunta? No tocaría siquiera al amor con una vara de tres metros porque deseo alcanzar la autorealización. Deseo la cualidad divina’.

A esto, el asceta replicó: ‘Tendrás que disculparme. Por favor vete y acude a otro, pues mi experiencia me dice que si hubieras amado a alguien, a alguna persona, poco o mucho, si tan sólo hubieses tenido un atisbo del amor, yo podría ayudarte a expandirlo, yo podría guiarte para hacerlo crecer y probablemente llegarías a Dios.

Sin embargo, si nunca has amado, no posees nada en tu interior. No tienes una semilla que pueda convertirse en un árbol. ¡Así que ve y busca a otro, amigo mío! Si no hay amor, no veo abertura alguna para que Dios entre’.



FUENTE: OSHO: Del libro ‘Del Sexo a la Superconsciencia’, Capítulo 1, tomado de la dirección internet www.oshogulaab.com/OSHO/TEXTOS/delsexo1.htm, Bogotá, nov-03