Un brahman fue llevado a la corte del rey Akbar y allí había estudiosos de sánscrito, árabe, persa, pali -otro viejo idioma- ya que él también era muy estudioso y quería a los más cultos cerca de él. Había treinta personas que sabían treinta idiomas distintos.
Este hombre traído de la aldea lucía como un aldeano, un simple brahman. El arreglo que hizo el rey fue que cada uno debería mantener en la mente una frase de su propio idioma. Así, había 30 frases en treinta idiomas y aquel hombre sólo hablaba un idioma, el sánscrito, y en esos treinta idiomas, el sánscrito no estaba incluido.
El primer hombre diría, en su idioma, la primera palabra de su frase y luego un gong golpearía. Luego, seguiría el segundo hombre que diría su primera palabra y luego otro gong y así iría a treinta personas una y otra vez: segunda rueda, segunda palabra, un gong: tercera rueda, tercera palabra... hasta que todas las frases estuvieran completas. Entonces había que repetir las treinta frases... y para asombro de todos, él lo hizo.
Debe haber sido un tremendo computador! ¿Pero si los computadores pueden hacerlo, por qué no la mente? Si la mente creó al computador... no he escuchado aún que un computador haya creado una mente. La mente tiene mucho poder y se puede disciplinar en muchas formas.
FUENTE: OSHO: ‘De la Inconsciencia a la Conciencia’, capítulo 19, de la dirección internet www.oshogulaab.com