lunes, 29 de agosto de 2022

PARÁBOLA 003: TODO ES VANIDAD (AMITABHA & SUKHAVATI)


En una época remota, en cierto país al pie de los Himalayas, vivía una rara especie de monos. Su sangre, de un intenso y translúcido rojo, era altamente valorada como tinte, porque no se desteñía ni se corría. Los monos eran por tanto buscados por mercaderes de telas, así como por reyes y príncipes.

Los monos eran hábiles y listos – expertos en escapar de todas las trampas y redes colocadas para ellos. Sin embargo, tenían dos debilidades: adoraban el sakí y disfrutaban exhibiéndose con zapatos elegantes.

Un día, un grupo de cazadores, habiendo descubierto el paradero de los monos, puso varios barriles enormes de vino en una colina y dejaron que el viento llevase el aroma lejos. También esparcieron cientos de zuecos de madera de vivos colores cerca de los barriles antes de esconderse en los arbustos de alrededor.

Como era de esperar, los monos, atraídos por el aroma del vino, se acercaron a la ladera de la colina. Mirando furtivamente por encima del hombro y vigilando la zona con sus ojos penetrantes, se dijeron unos a otros: “Es muy probable que esto sea una trampa colocada por los hombres del pueblo de abajo. Ya sabéis lo malvados y crueles que son. Si probásemos el vino, nos atraparían y nos matarían por nuestra sangre. Vayámonos de aquí.”

Así que empezaron a correr hacia el bosque, al amparo de los altos y frondosos árboles y de la tupida maleza. No obstante, mientras la manada corría a resguardarse, un par de monos se permitieron echar un vistazo atrás a los barriles de vino. Finalmente, varios volvieron a la colina que acababan de dejar, diciéndose a sí mismos: “Es muy peligroso exponerse de esta forma, más vale que probemos un par de gotas de vino y nos vayamos – recordad, ¡sólo un par de gotas! Si no, ¡seremos capturados y desollados vivos!”...

Entonces furtivamente metieron la mitad de un dedo en los barriles y probaron el vino. Poco tiempo después, metieron todo el dedo y... toda la mano. Pobres monos, antes no podían resistir el simple olor del vino, ¿cómo iban a resistir ahora su sabor? Tras observarles desde una prudente distancia, el resto de la manada pronto vino en tropel alrededor de los barriles. Bebieron y bebieron y bebieron algo más, toda su cautela y renuencia ya olvidadas. Entonces descubrieron los preciosos zuecos, su atavío favorito...

Observando todo esto desde los arbustos, los cazadores esperaron pacientemente a que el vino hiciese efecto. En aquel momento salieron del escondite y rodearon a toda la manada. No había escapatoria posible para los pobres monos, que ¡no sólo estaban borrachos sino también hundidos hacia abajo por los pesados zuecos de madera!.

Nosotros los humanos no somos diferentes a los monos. Nosotros, también conocemos los peligros de los cinco deseos. Aún así, aunque podamos resistirnos a ellos por un tiempo – en determinadas ocasiones – pocos de nosotros puede hacerlo todo el tiempo. Estas son las razones para buscar el renacimiento en la Tierra Pura, un entorno ideal, libre de tentación, libre de sufrimiento:

“En una época infinita en el pasado, el Bhiksu Dharmakara [el futuro Buddha Amitabha] observó el sufrimiento de todos los seres sintientes, y movido por la compasión, prometió crear una tierra pura y perfecta donde todo pudiera ser liberado...”

Editor: no aplica.



Del libro:
Parábolas y Relatos Buddhistas
Fotografía tomada del internet