Aceptar la realidad tal como se nos presenta no tiene nada que ver con someterse. No resistir a la vida no quiere decir someterse. La sumisión es la resistencia no expresada.
Someterse es resistir a lo que está ahí, sin decir nada, acumulando la frustración y el resentimiento, y soportando hasta el momento en que uno no puede más. Es lo que hace la víctima para poder victimizarse todavía un poco más. La sumisión impide obrar.
Aceptar, es simplemente reconocer los hechos tal como son, beneficiarse alegremente de ellos si estos nos son favorables y si no lo son, obrar inteligente y conscientemente para modificarlos proclamando constantemente nuestro poder frente a la situación. La aceptación da el poder de obrar. Después de todo, existe un principio muy conocido en psicología, a saber: cuanto más resistimos a una cosa, más persiste. La mejor manera de cambiar las cosas es cesar de resistir a ellas; en ese estado de abandono la acción justa resulta posible.
Annie Marquier
Extracto del libro:
365 semillas de conciencia para una vida plena
Fotografías tomadas de Internet