Si te apegases a emociones negativas, nunca serías feliz.
No estoy diciendo que no puedas tener lo que se llama emociones negativas. ¡No sería humano!
Si nunca te sintieses ansioso o deprimido, si no te entristecieses por alguna pérdida, no serías humano.
Puedes sentir emociones negativas. ¿Sabes qué es lo malo? Cuando te apegas a ellas.
La única razón de que no estés amando todo el tiempo es que estás sufriendo.
Si no sufrieses, amarías. Estarías en paz, esparciendo amor y paz a tu alrededor.
A ver si eres capaz de comprender que el sufrimiento no está en la realidad sino en ti.
Busca lugares de la memoria, del corazón, a los cuales siempre te puedes retirar para sentirte en calma y “refrescado”.
Este “retirarse” proporciona fortaleza para afrontar la situación del momento presente y también agudiza la percepción de éste.
La gran tragedia de la vida no está en cuánto sufrimos, sino en cuánto perdemos.
Los seres humanos nacen durmiendo, viven durmiendo y mueren durmiendo.
Toda mínima partícula de sufrimiento, toda emoción negativa pueden llevarte al entendimiento, claridad, felicidad y libertad si sabes cómo usarlos, si te das tiempo para comprender, como si pudieras verlo.
Señor, puedo ver.
La desilusión trae una oportunidad gloriosa.
Es como despertar a una vida nueva.
Estás bien, aún cuando piensas que no lo estás.
No desperdicies ningún sufrimiento que te sobrevenga.
Ponte frente a las cosas que no puedes cambiar. Y di: sí. De esa forma, estarás nombrando a Dios.
Claro que es difícil. No te esfuerces. Pero si pudieses decir sí en el corazón, estarías diciendo sí a la voluntad de Dios.
Si estás doliéndote de tu pasado es que estás dormido.
Lo importante es levantarse para no volver a caer.
La solución está en tu capacidad de comprensión y de ver otra cosa que lo que te permites ver.
Ver lo que hay detrás de las cosas.
Piensa en algún sufrimiento, molestia o preocupación que tuviste.
Ahora piensa que, si tuvieses mayor conciencia, no habrías sentido dolor.
No es la vida lo difícil, eres tú quien la vuelve difícil.
Del libro:
ANTHONY DE MELLO
Lo Mejor de Anthony de Mello