Seguramente hay un rumbo
posiblemente
y de muchas maneras
personal y único.
Posiblemente haya un rumbo
seguramente
y de muchas maneras
el mismo para todos.
Hay un rumbo seguro
y de alguna manera posible.
De manera que habrá que encontrar ese rumbo y empezar a recorrerlo. Y posiblemente habrá que arrancar solo y sorprenderse al encontrar, más adelante en el camino, a todos los que seguramente van en la
misma dirección.
Este rumbo último, solitario, personal y definitivo, sería bueno no olvidarlo, es nuestro puente hacia los
demás, el único punto de conexión que nos une irremediablemente al mundo de lo que es.
Llamemos al destino final como cada uno quiera: felicidad, autorrealización, elevación, iluminación, darse
cuenta, paz, éxito, cima, o simplemente final... lo mismo da. Todos sabemos que arribar con bien allí es nuestro
desafío.
Habrá quienes se pierdan en el trayecto y se condenen a llegar un poco tarde y habrá también quienes
encuentren un atajo y se transformen en expertos guías para los demás.
Algunos de estos guías me han enseñado que hay muchas formas de llegar, infinitos accesos, miles de
maneras, decenas de rutas que nos llevan por el rumbo correcto. Caminos que transitaremos uno por uno.
Sin embargo, hay algunos caminos que forman parte de todas las rutas trazadas.
Caminos que no se pueden esquivar.
Caminos que habrá que recorrer si uno pretende seguir.
Caminos donde aprenderemos lo que es imprescindible saber para acceder al último tramo.
Jorge Bucay
El Camino de la AutoDependencia.