Cómo no conservar actitudes de aquellos que fuimos —digo yo— si en realidad siguen viviendo adentro de nosotros.
Seguimos siendo los adolescentes que fuimos, los niños que fuimos, los bebés que fuimos.
Anidan en nosotros los niños que alguna vez fuimos. Pero...
Estos niños pueden hacernos dependientes.
Este niño aparece y se adueña de mi personalidad:
Porque estoy asustado,
porque algo me pasa,
porque tengo una preocupación,
porque tengo miedo,
porque me perdí,
porque me perdí de mi vida...
Cuando esto sucede, la única solución es que alguien, un adulto, se haga cargo de mí. Por eso es que no creo en la independencia.
Porque no puedo negar ese niño que vive en mí.
Porque no creo que ese niño, en verdad, se pueda hacer cargo de sí mismo.
Creo, sí, que también hay un adulto en nosotros cuando somos adultos.
Él, y no otro adulto, se hará cargo del niño que hay en mí.
Esto es autodependencia.
Del libro:
EL CAMINO DE LA AUTODEPENDICIA
Jorge Bucay