jueves, 3 de enero de 2013

CONTROL


La vida está más allá de tu control. Puedes disfrutarla, pero no controlarla. Puedes vivirla, pero no controlarla. Puedes bailarla, pero no controlarla.

Por lo general, decimos que respiramos, y eso no es verdad... la vida nos respira a nosotros. Pero no dejamos de pensar en nosotros mismos como hacedores, y eso crea el problema. En cuanto te vuelves controlador, demasiado controlador, no permites que la vida te acontezca. Tienes demasiadas condiciones y la vida no puede realizar ninguna. 

La vida te sucede únicamente cuando la aceptas de manera incondicional; cuando estas dispuesto a darle la bienvenida sin importar la forma en que aparezca y que adopte. Pero una persona que tiene demasiado control siempre le pide a la vida que llegue de una forma determinada, cumpliendo ciertas condiciones... y la vida ni se molesta; pasa de largo junto a esa gente, que permanece casi muerta, vegetando.

Cuanto antes rompas el confinamiento del control, mejor, porque todo control procede de la mente. Y tú eres más grandes que la mente. De modo que una pequeña parte intenta dominar, dictar. La vida sigue moviéndose y te deja atrás, y entonces te frustras. La lógica de la mente es tal que te dice: «Mira, no lo controlaste bien, por eso lo perdiste  así que controla más». 

La verdad es justo lo opuesto: las personas se pierden cosas porque controlan demasiado. Se como un río salvaje, y mucho, mucho de lo que ni siquiera eres capaz de soñar, de imaginar, de esperar, te estará disponible a la vuelta de la esquina. Pero abre la mano; no sigas llevando la vida de un puño, porque esa es la vida del control. Lleva la vida de una mano abierta. Tienes disponible todo el cielo, no te conformes con menos.

Del libro:
DÍA A DÍA
OSHO
Día 69