Uno puede obsesionarse con la meditación. Y la obsesión es el problema: estabas obsesionado con el dinero y ahora estás obsesionado con la meditación.
El dinero no es el problema: el problema es la obsesión.
Estabas obsesionado con el mundo material, ahora estás obsesionado con Dios.
El mundo material no es el problema, sino la obsesión.
Uno debe ser relajado y natural y no obsesionarse con nada, ni con la mente ni con la meditación.
Sólo entonces, despreocupado, sin obsesión, cuando simplemente fluyes, lo supremo te sucede.
Del libro:
LIBRO NARANJA
OSHO