viernes, 3 de mayo de 2013

LA PEQUEÑA MENTE

Llevamos con nosotros una imagen de nosotros mismos, una imagen que mantenemos en mente. Una manera de describirla es llamarla «pequeña mente».

También puede ser denominada sem. En tibetano hay varias palabras que significan mente, pero dos de ellas son particularmente útiles de conocer: son sem y rikpa. Sem es lo que experimentamos como pensamiento discursivo, una corriente de parloteo que siempre está reforzando la imagen que tenemos de nosotros mismos. Rikpa significa literalmente «inteligencia» o «brillantez». Detrás de toda planificación y preocupación, detrás de todos los deseos y querencias, detrás de todas nuestras elecciones, la mente no creada, la mente sabia de rikpa siempre está presente. Rikpa está aquí en el momento en que dejamos de hablarnos a nosotros mismos.

En Nepal los perros ladran durante toda la noche. Aproximadamente cada veinte minutos todos se callan a la vez y se pueden disfrutar unos momentos de inmenso alivio y quietud. A continuación vuelven a empezar. La pequeña mente, o sem, nos produce una sensación muy parecida. Cuando empezamos a practicar la meditación es como si los perros nunca dejaran de ladrar. Después de un tiempo, empieza a haber descansos. El pensamiento discursivo se parece mucho a un perro salvaje que necesita ser domado, pero en lugar de golpearlo o de tirarle piedras, lo vamos domando con la compasión. Nos observamos una y otra vez con precisión y bondad para permitirle que se vaya calmando gradualmente. A veces tenemos la sensación de que hay mucho más espacio, sólo alguna pequeña alteración por aquí o por allá.

Evidentemente, el ruido va a continuar, pero no estamos tratando de librarnos de los perros. Sin embargo, una vez que hemos conectado con el amplio espacio de rikpa, comienza a impregnarlo todo. Una vez que hemos vislumbrado esa amplitud, si practicamos con maitri, se seguirá expandiendo. Se expande entre nuestro resentimiento, impregna nuestro miedo, se extiende por nuestros conceptos y opiniones sobre las cosas y, también, dentro de lo que pensamos que somos. A veces podemos llegar a sentir que la vida es como un sueño.

Del libro:
Cuando Todo Se Derrumba
Pema Chödron