El hombre es una tremenda libertad sin límite para su ser: Todos los límites son falsos. Por eso solo en el amor el hombre se torna sano y pleno, porque el amor elimina todos los límites, todas las etiquetas; no te encierra en categorías. Te acepta, sin importar quiénes seas.
Nadie está realmente enfermo. De hecho, es la sociedad la que está enferma, los individuos son víctimas. La sociedad necesita terapia, los individuos simplemente necesitan amor. La sociedad es la paciente y necesita hospitalización.
Los individuos sufren porque no se puede capturar a la sociedad; permanece invisible. Al intentar atraparla, se encuentra a un individuo al que luego se hace responsable... cuando él simplemente está sufriendo, es una víctima. Necesita comprensión, no terapia; necesita amor, no terapia. La sociedad no le ha dado comprensión, no le ha dado amor. La sociedad le ha dado camisas de fuerza, prisiones. La sociedad lo ha forzado a meterse en un casillero, en una categoría, lo ha etiquetado: este es él, esta es su identidad.
El hombre es libertad y carece de identidad. No se lo puede etiquetar -y esa es su belleza y su gloria-, no se puede decir quién es. Siempre está en desarrollo. Cuando hayas aseverado que es esto, se habrá movido. En cada momento está decidiendo qué ser: o ser o no ser. En cada momento hay una decisión nueva, una liberación nueva de vida. Un pecador puede ser un santo en un momento, y un santo puede convertirse en un pecador en un momento. El que tiene mala salud puede volverse sano y al revés en un momento. Un simple cambio de decisión, un simple cambio de percepción, de visión, y todo cambia.
Del libro:
DÍA A DÍA
Osho
Día 145
DÍA A DÍA
Osho
Día 145