sábado, 22 de junio de 2013

SALUDABLE EGOÍSMO


El primer hito del camino de la autodependencia es el propio amor, como lo llamaba Rousseau, el amor por uno mismo. Esto es, mi capacidad de quererme, lo que a mí me gusta llamar más brutalmente el saludable egoísmo y que abarca por extensión la autoestima, la autovaloración y la conciencia del orgullo de ser quien soy.

Desde la publicación de mi libro De la autoestima al egoísmo, la gente siempre me pregunta:

“Pero, ¿por qué lo llamás egoísmo... que a mí no me deja aceptarlo bien?”

Lo llamo así para no caer en la tentación de evitar esta palabra sólo porque tiene “mala prensa”.

A veces digo:
“Bueno, ¿cómo quieren que lo llamemos?
Llamémoslo como quieran. ¿Quieren llamarlo silla? Llámenlo silla. Pero sepan internamente que estamos hablando de egoísmo”.

Lo que pasa es que hay que dejar de temerle a esa palabra.
No confundirla con actitudes miserables o crueles, codiciosas o avaras, mezquinas, ruines o canallescas.
Son otra cosa.

No hace falta ser un mal tipo para ser egoísta.
No hace falta ser una mina jodida para ser egoísta.
Se puede ser egoísta y tener muchas ganas de compartir.
Siempre digo lo mismo.
Me da tanto placer complacer a las personas que quiero, que siendo tan egoísta... no me quiero privar...
Yo no me quiero privar de complacer a los que quiero.
Pero no lo hago por ellos, lo hago por mí. Ésta es la diferencia.
La diferencia está en que desde esta posición jamás se puede pensar en función de lo que hago por el 
otro.

Si yo hiciera cosas por vos, no podría seguir siendo autodependiente. No dependería de mí, sino de lo 
que vos necesitás de mí.

Y entonces... quizás... poco a poco me vaya volviendo dependiente.
Y si me encuentro siendo dependiente, bueno sería que revise esto.
Si soy dependiente, entonces hay permisos que no me puedo conceder.
Y si hago esto debe ser porque no me creo valioso o no me quiero lo suficiente.

Jamás hago cosas por los demás.

Uno piensa que este discurso suena muy egoísta. Y yo creo que es cierto que suena egoísta... porque es 
un discurso egoísta.

Lo que pasa es que éste no es el egoísmo mezquino y codicioso que estamos acostumbrados a pensar...

Es el egoísmo de aquellos que se quieren suficientemente como para saber que son valiosos... y que tienen 
cosas para dar.

Del libro:
El Camino de la Auto-Dependencia
Jorge Bucay