martes, 10 de septiembre de 2013

LAS OPCIONES DEBEN SER DOS O MÁS


Libertad bajo ciertas condiciones.
Segunda condición: Las opciones deben ser dos o más

Para que haya elección debe existir más de una opción.

La cantidad de posibilidades está relacionada con mi capacidad y con el entorno en el que me muevo, pero no con la moral del entorno, sino con lo que es posible en el orden de lo real.

¿En qué situaciones existe sólo una posibilidad?

Una vez, en una de mis charlas, alguien puso el ejemplo de lo que ocurría durante la dictadura:

—No se podía salir a la calle a decir “me opongo”.

—Sí se podía... por eso están los muertos —contestó una chica.

Y claro que podés, y porque podés es que hubo gente que murió por eso.

Y porque fue una decisión libre y porque otros no eligieron eso es que haberlo elegido tiene el valor que tiene.

Lo que importa saber es que aún en la dictadura uno sigue eligiendo, y hay que hacerse responsable de que uno decidió no jugarse la vida. No estoy haciendo un juicio ético. No estoy diciendo que habría que haberlo hecho. Estoy diciendo que cada uno eligió, con sus razones, y cada uno sabe qué piensa para sí.

Lo que realmente uno no puede elegir es el sentimiento. En ese sentido, no hay ninguna posibilidad de elegir y, sobre todo, es muy pernicioso tratar de hacerlo. Porque es muy perjudicial tratar de empujarnos a sentir cosas que no sentimos, o actuar como si las sintiéramos. Porque los sentimientos no se eligen, suceden.

En el resto de las situaciones, siempre podemos elegir. Porque aun en el caso extremo de que un señor me ponga un revólver en la cabeza y me diga: “Matalo a él o te mato”, aun en ese caso puedo elegir.

Yo creo que todos podríamos justificar cualquiera de las dos elecciones. Si un señor me apunta y me dice: “Dame la plata o te mato”, está claro cuál sería la elección que cualquiera de nosotros tomaría. Y nadie 
juzga.

“Entre la vida y el dinero, seguramente el dinero... —diría mi abuelo—. Después de todo, lo que importa es la plata, porque la salud va y viene...”

Del libro:
El Camino de la Auto-Dependencia
Jorge Bucay