lunes, 9 de septiembre de 2013

MELODÍAS


Dentro de mí suena una melodía cuando llega mi amigo, y es mi melodía la que me hace feliz, y cuando mi amigo se va me quedo lleno con su música, y no se agotan las melodías, pues con cada persona suena otra melodía distinta que también me hace feliz y enriquece mi armonía. Puedo tener una melodía o más, que me agraden en particular, pero no me agarro a ellas, sino que me agradan cuando están conmigo o cuando no están, pues no tengo la enfermedad de la nostalgia, sino que estoy tan feliz que no añoro nada. La verdad es que yo no puedo echarte de menos porque estoy lleno de ti.

Si te echase de menos sería reconocer que al marcharte te quedaste fuera.

¡Pobre de mí, si cada vez que una persona amada se va, mi orquesta entrase en el paro!.

Cuando te quiero, te quiero independiente de mí, y no enamorado de mí, sino enamorado de la vida. No se puede caminar cuando llevas a alguien agarrado a ti. Se dice que tenemos necesidades emocionales: ser querido, apreciado, pertenecer a otro, que se me desee. No es verdad. Esto cuando se siente esa necesidad es una enfermedad que viene de tu inseguridad afectiva.

Tanto la enfermedad — necesidad de sentirme querido — como la medicina que se ansia — el amor recibido — están basados en premisas falsas.

Necesidades emocionales para conseguir la felicidad en el exterior, no hay ningunas. Puesto que tú eres el amor y la felicidad en ti mismo, y sólo mostrando ese amor y gozándote en él vas a ser realmente feliz, sin agarraderas ni deseos, puesto que tienes en ti todos los elementos para ser feliz.

La respuesta de amor del exterior agrada y estimula, pero no te da más felicidad de la que tú dispones, pues tú eres toda la felicidad que seas capaz de desarrollar. Dios es la Verdad, la Felicidad y la Realidad, y El es la Fuente, dispuesta siempre, para llenarnos en la medida que, libremente, nos abramos a El.

Del libro:
La Iluminación es la Espiritualidad
Anthony de Mello