Un perrito es atropellado por un coche. Dos amigos pasan caminando y presencian el accidente. Uno de los dos se acerca a levantar al animal para llevarlo a un veterinario.
El hombre lo suelta y se queja a su amigo:
—Perro desagradecido, lo quiero ayudar y me muerde…
El amigo contesta:
—No te enojes. No te muerde por falta de gratitud, te muerde porque está herido.
Del libro:
SEGUIR SIN TI
Silvia Salinas y Jorge Bucay