martes, 18 de febrero de 2014

CUIDA DE TU BEBÉ, LA IRA


Has de ser como una madre que está atenta por si su bebé llora. Si una madre está trabajando en la cocina y oye que su bebé llora, deja lo que está haciendo y va a tranquilizarlo. 

Quizá estuviera cocinando una sopa muy rica; la sopa es 
importante, pero lo es mucho menos que el sufrimiento de su 
bebé. Ella deja de cocinar la sopa y se dirige a la habitación de 
su hijo. Cuando entra en ésta es como si hubiera llegado el sol 
porque la madre está llena de calidez, interés y ternura. Lo 
primero que hace es coger en brazos al bebé y abrazarlo 
tiernamente. Cuando la madre lo abraza, su energía penetra en 
él y lo tranquiliza. Eso es exactamente lo que tienes que 
aprender a hacer cuando la ira empiece a surgir. Debes dejar 
cualquier cosa que estés haciendo, porque la tarea más 
importante es volver a ti mismo y ocuparte de tu bebé, tu ira.

Nada es más urgente que cuidar muy bien de tu bebé. 

¿Te acuerdas que cuando eras pequeño y tenías fiebre 
aunque te dieran una aspirina o alguna otra medicina no te 
sentías mejor hasta que tu madre venía y te ponía la mano 
sobre la ardorosa frente? ¡Qué agradable era! Su mano era 
como la de una diosa. Cuando te tocaba con ella, entraba en tu 
cuerpo una oleada de frescor, amor y compasión. La mano de tu 
madre es tu propia mano. Su mano sigue viviendo en la tuya si 
tú sabes cómo inspirar y espirar, y ser consciente. De ser así, 
cuando te toques la frente con tu propia mano, sentirás que la 
mano de tu madre sigue ahí, tocando tu frente. Gozarás de la 
misma energía de amor y ternura.

La madre sostiene atentamente a su bebé, concentrándose 
totalmente en él.

El bebé se siente mucho mejor porque su madre lo sostiene 
con ternura, es como una flor abrazada por el sol. Ella sostiene 
a su hijo no sólo para abrazarlo, sino para averiguar qué le 
ocurre. Como es una verdadera madre y tiene mucho talento, 
descubre enseguida qué le pasa a su hijo. Es una especialista en 
bebés.

Como practicantes, hemos de ser especialistas en la ira.

Hemos de ocuparmos de ella, practicar hasta que entendamos 
las raíces de nuestra ira y cómo funciona.

Extracto del libro:
LA IRA (El dominio del fuego interior)
Thich Nhat Hanh