Un conferencista hablaba sobre el manejo de la tensión. Levantó un vaso de agua y preguntó al auditorio:
—¿Cuánto creen ustedes que pesa este vaso de agua?
—No, eso depende. No es un asunto de peso sino de tiempo. En verdad poco importa el peso absoluto. Lo que importa considerar es el tiempo que voy a sostenerlo. Si lo sostengo por un minuto, no pasa nada. Si lo sostengo durante una hora me empezará a doler el brazo. Si lo sostengo durante un día completo, tendrán que llamar una ambulancia. Y es exactamente el mismo peso: pero mientras más tiempo paso sosteniéndolo, más pesado se va volviendo.
Y concluyó:
—Si cargamos nuestros pesos todo el tiempo, más temprano o más tarde no seremos capaces de continuar: la carga se irá volviendo cada vez más y más pesada. Lo que tienes que hacer es dejar el vaso en algún lugar y descansar un poco antes de sostenerlo nuevamente. Tienes que dejar la carga periódicamente: eso es reconfortante y te permite continuar de nuevo.
Por lo tanto, antes de que regreses esta noche a tu casa deja afuera el peso de tus tensiones. No lo lleves a tu casa. Mañana podrás recogerlo otra vez, al salir.
¿Son las grandes tensiones sólo pequeñas cargas aumentadas por nuestro hábito de seguirlas cargando?
¿Puedes descargar tu tensión laboral antes de llegar a tu casa?
Extracto del libro:
La culpa es de la vaca 2a parte
Lopera y Bernal