Puede que sintamos la necesidad de erradicar de alguna manera los sentimientos de placer y dolor, de pérdida y ganancia, de alabanza y culpabilidad, de fama y ofensa.
Pero otro planteamiento más práctico es el de llegar a conocer estos sentimientos, ver cómo nos enganchan, ver cómo colorean nuestra percepción de la realidad, ver que no son tan sólidos. Entonces, los ocho dharmas mundanos se convierten en un medio para hacernos más sabios, más buenos y más alegres.
Extracto del libro:
Cuando Todo Se Derrumba
Pema Chödron