domingo, 4 de mayo de 2014

ANTES DE SEPARARSE


Recuerdo que hace unos años, durante un entrenamiento como terapeuta de familia, presencié detrás de un cristal una sesión de terapia de pareja manejada por un colega genial.

El y ella de unos veinticinco años cada uno, exponían sus puntos mas o menos similares: 

“No va mas. Nos queremos separar... Se terminó”. El terapeuta preguntó por la edad de los hijos y la mujer contestó: “El mayor tiene tres años y la bebita seis meses”. Entonces el terapeuta sugirió que la separación podría dañar a los niños, y el marido dijo: “Es que no somos felices...”.

“Si no son felices – dijo el colega – por su bienestar deben separarse, pero me pregunto ¿quién se va a ocupar de la infelicidad de los chicos?. ¿No son felices?. Bánquense la historia, esperen un poquito, busquen la manera de convivir, sean cordiales... Lo lamento, pero hay un tema de responsabilidad para asumir. Si no querían asumirla debieron pensarlo antes. Hoy es tarde. Quizás volverá a ser el momento, pero dudo que lo sea ahora. Yo entiendo... Hay fatalidades. No pudieron evitarlo, no quisieron evitarlo, son dos tarambanas, irresponsables, no lo pensaron, se les escapó, se les pinchó, hicieron mal los cálculos... Qué pena... pero ahora, ahora háganse cargo. Nada de lo que dicen es una excusa para permitirse dañar a los que no se pueden defender... Lo siento”.

Y yo estoy de acuerdo. Antes de separarse hay que evaluar muy bien. Sobre todo cuando los hijos son menores de dos años. Abandonar la estupidez que sostiene los que nada saben: “Cuánto antes, mejor” (?). No creo .

No hay que menospreciar el daño que se puede causar a un bebé que es una esponja y que, si bien entiende todo, no puede preguntar nada.

Una pareja que tiene hijos de cualquier edad no debería separase hasta no haber agotado todos los recursos... Todos.

Por supuesto, hay veces que no hay nada mas para hacer. Los recursos se agotaron y la pareja se separa. así como soy de lapidario antes de la separación después de consumada creo que es bueno saber que la vida no termina en fracaso porque se caiga un proyecto.

Si los padres no quisieron, no pudieron o no supieron seguir juntos para los hijos, es bueno pensar que papá y mamá pueden ser queridos por otra persona, que pueden llegar a armar una nueva pareja. Y los hijos valoran esto, aunque en un primer momento se opongan.

Porque si mamá por ejemplo, se queda sola para siempre, los hijos van a terminar acusando a papá por aquella soledad.


Extracto del libro:
El Camino del Encuentro
Jorge Bucay