martes, 6 de mayo de 2014

IZQUIERDA O DERECHA


EN EL CAMINO de en medio no hay punto de referencia. La mente sin punto de referencia no se resuelve a sí misma, no se fija ni se aferra a las cosas.

¿Cómo podríamos prescindir de todo punto de referencia?

No tener punto de referencia es cambiar nuestra respuesta habitual al mundo, una respuesta que está profundamente enraizada: queremos que las cosas vayan en un sentido o en otro. ¡Si no puedo ir a la izquierda o a la derecha me moriré! Cuando no podemos ir a la izquierda ni a la derecha nos sentimos como si estuviéramos en un centro de desintoxicación: estamos solos ante el síndrome de abstinencia con todo el nerviosismo que hemos estado intentando evitar al ir a la izquierda o a la derecha. Ese nerviosismo puede pesarnos mucho.

Sin embargo, tras años y años de ir a la izquierda o a la derecha, de decir sí o no, de hacer las cosas bien o mal, nada ha cambiado en realidad. Bregar por conseguir seguridad nunca nos ha traído nada más que una alegría momentánea. Es como cambiar la posición de las piernas en la meditación. Las piernas nos duelen de tenerlas cruzadas, y entonces las movemos y pensamos: «¡qué alivio!», pero dos minutos y medio después volvemos a desear moverlas. Nos vamos moviendo en busca de placer, en busca de comodidad, y el placer que obtenemos es siempre muy breve.

Oímos muchas cosas sobre el dolor del samsara y también oímos hablar de la liberación. Pero no solemos oír hablar de lo doloroso que es pasar de estar atascado a desatascarse. El proceso de desatascarse requiere de una gran valentía porque pasamos básicamente a cambiar nuestra forma de percibir la realidad; es como cambiar nuestro ADN. Deshacemos con ello un patrón que no es únicamente el nuestro; es un patrón de la humanidad: proyectamos sobre el mundo un trillón de posibilidades de conseguir la solución a nuestros problemas. Podemos tener los dientes más blancos, el césped sin malas hierbas, una vida libre de lucha, un mundo sin vergüenza. Podemos vivir felices para los restos. Este patrón nos mantiene insatisfechos y nos causa mucho sufrimiento. 

Extracto del libro:
Cuando Todo Se Derrumba
Pema Chödron