En la tradición vietnamita se espera que el marido y la mujer se traten el uno al otro como lo harían con un huésped. Los dos se respetan de verdad. Cuando te cambias de ropa, no lo haces delante de tu pareja, sino que te comportas con respeto. Si ya no respetas a tu pareja, el verdadero amor no podrá durar demasiado. En la sociedad asiática es tradicional que un matrimonio se respete mutuamente, que se traten el uno al otro como lo harían con un huésped. Creo que esta actitud también existió en Occidente, al menos antiguamente.
La ira y otras energías negativas empezarán a dominar.
En los casamientos que se realizan en Plum Village, nuestro
centro de práctica en Francia, el novio y la novia se inclinan uno
ante otro para mostrar el respeto que se profesan, y lo hacen
porque cada persona tiene la naturaleza del Buda en su interior,
la capacidad para iluminarse y desarrollar una gran compasión y
comprensión. Cuando te inclinas ante tu pareja con respeto,
estás reconociendo su amor. Si ya no sientes ningún respeto por
ella, significa que el amor ha muerto. Por eso hemos de tener tanto cuidado en alimentar y
sustentar el mutuo respeto.«Cariño, estoy enojado, estoy sufriendo».
«Estoy haciendo lo que puedo».
«Por favor, ayúdame. Cariño, necesito tu ayuda».
Usar estas tres frases de verdadero amor y observar profundamente nuestro interior para aceptar la parte de responsabilidad que tenemos en el conflicto, es una forma muy concreta de expresar nuestro respeto y alimentar el amor que sentimos. No subestimes las tres frases del verdadero amor.
Extracto del libro:
LA IRA (El dominio del fuego interior)
Thich Nhat Hanh