martes, 30 de septiembre de 2014

TODAS LA PAREJAS SON DISPAREJAS


Cómo salirse del juego perverso de aparentar «ser menos» para que el otro se «sienta más»

2. TODAS LAS PAREJAS SON DISPAREJAS

¿No sería más lógico que tu pareja se sintiera orgullosa por ser quien eres, en vez de compararse y deprimirse por ser «menos»? Simplemente, sé tú, con tus capacidades y desaciertos, descaradamente, sin esconder ni disimular nada, aunque el otro se retuerza de rabia. Si sacar tu lado bueno le genera inseguridad a la persona que amas, es ella quien debe cambiar y no tú: ella debe alcanzarte a ti y no tú detener la marcha. Y como ya he mencionado antes, si notas algún atisbo de rivalidad por tus éxitos, escapa lo más lejos posible. El amor «envidioso» no es amor.

Algunos defienden el mito de la «igualdad total» y creen que una pareja sólo funcionará si la coincidencia entre sus miembros es completa. Sin embargo, la realidad nos enseña que no hay clones afectivos. Las «desigualdades» entre los enamorados son inevitables y a veces interesantes y pedagógicas (uno puede aprender del otro y mantener vivo el fuego del asombro), pero si somos inseguros y temerosos, cada disparidad y cada contraste se convertirá en un martirio. Un paciente me decía: «Ella tiene mucho dinero, la gente le profesa una gran admiración, tiene una gran personalidad y es emocionalmente equilibrada... No la soporto, quiero una mujer que se parezca más a lo que yo soy, alguien más pobre, menos triunfador, más odiado, más inseguro... Necesito alguien tan imperfecto como yo...». El hombre se comparaba en lo que no hay que compararse, y la manera de solucionar el agravio era buscar una pareja que encajara mejor con sus «incapacidades». ¿Tenía razón? La polémica queda abierta.

Extracto del libro: 
Manual Para No Morir de Amor 
Walter Riso