viernes, 21 de noviembre de 2014

HABLAR


Si no tienes ganas de hablar no lo hagas... no digas ni una sola palabra que no surja de manera espontánea. No te preocupes si la gente considera que te estas volviendo loco. Acéptalo. Si cree que te has vuelto tonto, ¡acéptalo y disfruta de tu atontamiento! 

El verdadero problema radica en las personas que no paran de hablar y no saben de qué hablan o por qué. Siguen hablando porque no pueden parar. Pero si cobras un poco de conciencia sobre todas las tonterías y el problema que continúa en la mente, en cuanto eres consciente de que no hay, nada que decir, que todo parece una trivialidad, entonces titubeas. Al principio da la impresión de que estas perdiendo la capacidad de comunicarte... no es así. De hecho, la gente no habla para comunicarse, sino para evitar la comunicación. No tardaras en ser capaz de comunicarte de verdad. Espera y no forces nada. 

Que no te preocupe el silencio. Nos ocurre porque toda la sociedad existe para hablar, por el lenguaje, y las personas que son muy articuladas en el habla alcanzan un puesto de poder: son líderes, eruditos, políticos, escritores. Uno no tarda en sentir miedo de estar perdiendo el dominio del lenguaje, pero no te preocupes. El silencio es estar asido a Dios, y una vez que sabes qué es el silencio, ya tienes algo de qué hablar. 

En cuanto te hayas adentrado en el silencio, entonces tus palabras tendrán sentido por primera vez. Dejan de ser palabras vacías, están llenas con algo del más allá. Poseen un aura de poesía, una danza... llevan con ellas tu gracia interior.

Extracto del libro:
DÍA A DÍA
Osho
Día 257
Fotografía tomada de internet