En lo cotidiano, uno no usa la expresión “relaciones sexuales”. Hay otras palabras que tampoco usamos y que suenan peores todavía, por ejemplo, “coito”, que suena a prequirúrjico, a barbijo, a sin tocarse, o “cópula”, que pude hacernos pensar en un perro en una sala de experimentos, o “pinchar” que suena demasiado guarango e incluso antiguo. La dificultad de “encamarse” es que no termina de definir, es como mas geográfico, y respecto de “fornicar” mi tío Fernando sigue creyendo que es una tarjeta de crédito.
Para mi hay tres maneras de referirse a la relación sexual, que son las tres palabras que mas usamos en la Argentina.
Entonces, me gusta decir que vale la pena, para saber de que hablamos, diferenciar entre “fifar”, “coger”, y “hacer el amor.
FIFAR
Fifar, en nuestro slang de Buenos Aires, es un sinónimo vulgar y simpático de tener un encuentro sexual intrascendente. Es por definición incidental, descomprometido y de alguna forma deportivo. Es el hecho, puro concreto y mecánico de uno que vio pasar a otro y por alguna razón terminó en una cama.
El diálogo posible después de fifar sería:
Ella: I love you darling.
El: ¿Lo que?.
Y nunca entendieron nada de lo que el otro esta diciendo. Se encontraron pero no establecieron ningún vínculo, ningún diálogo verdadero. Puede ser placentero o displacentero, pero nada mas.
Fifar es acostarse con un culo, con un auto, con una cara atractiva, con mi propia calentura del día. El toro es sólo un accidente, un partenaire, alguien que cumple una función para que podamos tener un intercambio de fluidos.
COGER
En cambio, coger, que usamos coloquialmente en la Argentina, define un algo mas. Coger es una palabra que a mi me parece injustamente maltratada, porque se le ve como una “mala palabra” y, sin embargo es el término que usamos cotidianamente para hablar de sexo, lo cual no es casual.
En casi todos los idiomas del mundo, la palabra mas popular para definir el acto sexual, la que se usa en la calle, siempre tiene un sonido /k/, /j/ o /f/, dos o todos ellos, porque estos tres fonemas le dan a la palabra la fuerza que tiene que tener para significar lo que representa (“cushé”, en francés, “fuck”, en inglés, “follar” en España, “litfok”, en hebreo).
El intercambio sexual tiene mucha historia como para dejarlo en una palabra tibia.
Fonéticamente, “coger”, tiene esta fuerza.
Por otro lado, etimológicamente, “coger” viene de “coligere”, que quiere decir ligar o relacionar algo entre dos, y por lo tanto también deriva de “ligere”, que quiere decir elegir, seleccionar. Del mismo modo que “coger” en español puro es tomar, agarrar algo, “coger” es establecer un vínculo con aquello que yo tomo o elijo, con aquello que he seleccionado por alguna razón.
“Coger” denota un modelo de vínculo donde no solamente se fifa por deporte, hay mas, hay un vínculo entre las personas, algo les pasa.
Este algo puede ser muchas cosas: afecto, simpatía, atracción, trascendente, atracción fugaz, experiencia compartida, etc. pero hay necesariamente un vínculo establecido.
Se puede fifar con cualquera, pero no se puede coger con cualquiera.
Para coger, hace falta involucrarse, tener un vínculo.
HACER EL AMOR
Hacer el amor es coger cuando el vínculo que hay entre nosotros es el amor.
Si yo no amo, no puedo hacer el amor. Lo puedo llamar como quiera, pero no es un acto amoroso, y como no es un acto amoroso no es hacer el amor.
No tiene nada de malo coger sin hacer el amor.
No es mejor hacer el amor que coger.
No es mejor coger que fifar.
Son tres cosas diferentes y ninguna es mejor o peor que la otra.
En todo caso, sería bueno saber que estamos haciendo en cada momento, para esclarecer lo que nos pasa.
Y no creer que necesariamente para tener una actividad sexual hace falta hacer el amor. A fin de cuentas, es una decisión personal.
Por ejemplo, yo puedo decidir que fifar, a mi, Jorge Bucay, no me interesa mas, que no me parece divertido, que no me alcanza. Podría decidir que el hecho de coger no me interesa mas y que me interesa solamente hacer el amor. Y podría centrarme en esta elección. De hecho, para mi es mucho mejor coger que fifar y es mucho mas placentero hacer el amor que coger. Pero no por esto voy a hacer creer a los demás que lo único que sirve, que lo único bueno, valedero y sano es el sexo que se tiene haciendo el amor. Esto es así con mi equipaje y en mi etapa del viaje.
Decirlo de otra manera sería no sólo una exageración sino, además, una gran mentira.
Que yo agregue cosas al hacer el amor para hacer la relación mas completa, mas trascendente, mas intensa o mas energéticamente movilizadora para mi, no quiere decir que coger no sea sexo ni que fifar no sirva.
Ninguna de las tres formas excluye a la posibilidad de disfrutar.
Uno puede comer un helado de crema.
Uno puede comer un helado de crema bañado en chocolate.
Uno puede comer un helado de crema bañado en chocolate y ponerle una frutilla arriba.
Suponiendo que a mi me gustan estas tres cosas, cada vez, el helado resultante será mas rico.
Pero esto no quiere decir que el helado de crema solo no sea un helado, que el helado sin frutilla no sea rico, etc.
A medida que pasa el tiempo, uno se va poniendo mas exigente con su sexualidad. Como si con el correr de los años conformara menos el mero placer y se buscara mas comprometidamente aquellos encuentros que realmente satisfacen.
Hacer el amor implica una conexión con el amor que no se da todo el tiempo, ni siquiera entre dos personas que se aman.
Esto permite, por suerte, que las relaciones sexuales con una pareja estable no sean siempre iguales permite vaivenes, encuentros y desencuentros, distancias y aproximaciones, toda una serie de situaciones que no tienen por que pensarse como problema.
Por supuesto, si alguien ha llegado a conquistar la idea de hacer el amor, el día que se encuentra con que hace tiempo solo puedo coger con su pareja, siente que algo está faltando, entonces tendrá que plantarse dónde ha quedado aquello que conquistaron juntos.
Extracto del libro:
El Camino del Encuentro
Jorge Bucay
Fotografía