No vagabundear por el mundo del deseo es otra forma de describir una soledad fresca y encajada. Vagabundear por el mundo del deseo implica buscar alternativas, buscar algo que nos reconforte: alimento, bebida, gente. La palabra deseo indica una cualidad de adicción: es nuestra forma de aferramos a algo porque queremos tenerlo todo bajo control. Esta cualidad surge de no haber crecido: seguimos queriendo ir a casa, abrir el frigorífico y encontrarlo lleno de nuestras delicias favoritas. Cuando las cosas se ponen difíciles queremos gritar: «¡Mamá!», pero avanzar en el camino implica irnos de casa y convertirnos en gente sin hogar. No vagabundear por el mundo del deseo está relacionado con la capacidad de relacionarnos con las cosas tal como son. La soledad no es un problema ni es algo que queremos resolver. Y lo mismo es verdad para cualquier otra experiencia que podamos tener.
Extracto del libro:
Cuando Todo Se Derrumba
Pema Chödron
Fotografía de Internet