miércoles, 28 de enero de 2015

EL ORGASMO SIMULTÁNEO


Pero esto no es lo peor (estar al pendiente de la cantidad de orgasmos logrados). Tenemos un mito que es tan lirico como el chimichurri o el dulce de leche. El mito del orgasmo simultáneo.

Si admitimos que el orgasmo es dejar de controlar, si lo mejor que me puede estar pasando en la cama con el otro es que yo esté gozando tanto como para perder el control, y eso es el orgasmo, cuéntenme cómo hicimos para descolgar la absurda idea del orgasmo simultáneo, la idea de que para que una relación sea buena, ventajosa y apropiada, ¡tenemos que terminar juntos!

Si el orgasmo es descontrol, ¿de donde se saca la idea de que debemos terminar a la vez?. Y además ¿cómo construyo la coincidencia?.

Esta es una idea absurda y caprichosa, no tiene ningún sentido. Es como si mi esposa y yo decidiéramos un día ir a comer milanesas a un restaurante y por capricho se nos ocurriera que tenemos que comer el último bocado juntos. ¿Se entiende?. Entonces nos traen las milanesas y las empezamos a comer mirando la milanesa del otro, a ver cuán rápido o cuán lentamente come para, a su vez apurarnos un poco para comer a la par... Imagínense el diálogo

- Estás comiendo un poco rápido.
- No, sos vos el que masticás demasiado.
- No, no, no... sos vos.
- Porque tu milanesa es mas chica.
- No, la tuya era mas grande.
- Esperá un poco, no te apures.
- Esperá que ahora me falta.
- Esperá que tomo agua....
- Dale, ahora si.
- ¿Estás lista?
- ¡A la una... a las dos... y a las tres!.

Y ¡pumba! Finalmente comemos el último bocado de milanesa, nos miramos y decimos: ¡¡¡Que bárbaro!!!. Y salimos a la calle orgullosos para decirle a la gente que comimos el último bocado de milanesas juntos...

¡A quién le interesa!. Y además, ¡¿qué importancia puede tener!?.

Es peor que ridículo, porque no es gracioso.

Porque no es comer el último pedazo de milanesa juntos, es perder el control, es intentar controlar lo que, si sucede adecuadamente, es incontrolable.

La historia de los gemidos de la habitación de al lado en los hoteles baratos es significativa: 

- Dale
- Apurate.
- No pará un poqui... No, seguí.
- Pará...
- Daleeee.
- No me apu....
- ¿Tas?
- No, no, no
- Si, si...
- Ahora vos.
- Ahora yo.
- ¿Y?.
- No, no , pará un cachito...
- Ay...
- ¿Que pasó?
- Se me escapó. ¡¡Que pelotudo!!.

¿Cuál es el fundamento de toda esta pavada?.

Yo no tengo ninguna duda de que la sexualidad tiene que ver con el placer compartido, tengan la plena certeza de que es así.

Pero de ahí a creer que el placer compartido tiene que darse exactamente en el mismo instante geográfico, geométrico y planimétrico es una estupidez.

No vale la pena cancelar el placer del encuentro pensando en la coincidencia de llegar juntos al orgasmo.

Lo que importa es que entendamos para que estamos ahí. Y seguro que no estamos ahí para tener un orgasmo en el mismo momento, ni siquiera para tener un orgasmo.

Puede ser que suceda, que estemos comiendo milanesas con mi esposa y los dos coincidamos en el último bocado, nos miremos y digamos: “Uy, mirá comimos juntos el último bocado, que lindo”. Pero de ahí a tratar de que suceda...

(Y para darle un poco de humor al asunto, diría que si bien terminar juntos no tiene ninguna importancia, conviene que sea en el mismo día. Es mas, conviene estar juntos cuando suceda, y esto también es verdad).

Tratar de controlar el descontrol del orgasmo es evitar el orgasmo.

Aquí sería importante hacer una salvedad. Postergar mi placer para obtener mas placer, demorarme porque me da placer hacerlo, es una cosa, pero creer que ésta es mi obligación para que vos tengas tu orgasmo, es otra cosa, es quedarse anclado en el control. Y entonces sucede que cuando me podía descontrolar, ya no puedo hacerlo porque pasó el momento.

Extracto del libro:
El Camino del Encuentro
Jorge Bucay
Fotografía  tomada de internet