jueves, 28 de abril de 2016

TRATA LA IRA CON TERNURA



La plena consciencia no es luchar contra la ira o la desesperanza, sino saber que está ahí para reconocerla. Ser consciente de algo es reconocer que hay algo que está ahí en el momento presente. Es la capacidad de conocer lo que está ocurriendo en el momento presente. «Inspirando, sé que la ira se ha manifestado en mí; espirando, sonrío a la ira». No se trata de un acto de reprimir ni de combatir la cólera, sino de reconocerla. Una vez la hemos reconocido, la abrazamos con mucha consciencia, con mucha ternura.

Cuando tu habitación está fría, enciendes la estufa y empieza a irradiar oleadas de aire caliente. Para que la habitación se caliente, el aire frío no necesita desaparecer. El aire frío es abrazado por el caliente y entonces se calienta, no hay ninguna lucha entre ambos.

Practicamos el cuidar de nuestra ira de la misma manera. Al ser conscientes reconocemos la ira, conocemos su presencia, la aceptamos y permitimos que esté ahí. Es como un hermano mayor que no reprime el sufrimiento de su hermano pequeño, sino que simplemente le dice: «Querido hermano, estoy aquí por ti». Abrazas a tu hermano pequeño y le tranquilizas. Esta es exactamente nuestra práctica.

Imagina una madre que se enoja con su bebé y le pega cuando llora. Esta madre no sabe que ella y su bebé son una misma cosa. Nosotros somos madres de nuestra ira, y hemos de ayudar a nuestro bebé, a nuestra ira, en vez de luchar contra ella y destruirla. Nuestra ira está en nosotros, y nuestra compasión también. Meditar no significa luchar. En el budismo la práctica de la meditación debe ser la práctica de abrazar y transformar, no la de luchar.


Extracto del libro:

LA IRA (El dominio del fuego interior)
Thich Nhat Hanh
Fotografía de Internet