A menudo hablamos de la conciencia como de un terreno. Las semillas de las formaciones mentales se entierran en nuestra conciencia-receptáculo. Estas formaciones mentales nacen y surgen de nuestra mente consciente, se quedan ahí durante un tiempo y después vuelven a la conciencia-receptáculo bajo la forma de una semilla.
Nuestra compasión también reposa en nuestra conciencia-receptáculo bajo la forma de una semilla. Cada vez que sentimos o regamos una semilla, brotará y se manifestará en nuestra mente consciente, el nivel superior de la conciencia. Si una semilla positiva, como la de la alegría o la compasión, se riega y se manifiesta, hará que nos sintamos felices. En cambio, si una semilla negativa, como la de la envidia, se riega y se manifiesta, hará que nos sintamos infelices. Mientras nuestra alegría o nuestra cólera están enterradas en la tierra y nadie las despierta, las llamamos semillas. Pero cuando se manifiestan en la mente consciente, las llamamos formaciones mentales. Hemos de reconocer la ira bajo sus dos formas: como una semilla en nuestra conciencia-receptáculo y como una formación mental, una zona activa de energía que aflora a nuestra mente consciente. Hemos de comprender que aunque la ira no se manifieste, sigue estando ahí.
Todo el mundo tiene una semilla de la ira en el fondo de su conciencia. Cuando esta semilla no se manifiesta, no te sientes en absoluto enojado. No estás furioso con nadie. Te sientes bien, te sientes fresco y tienes un aspecto fabuloso. Así que sonríes, ríes y conversas. Pero esto no significa que la ira no esté en ti. Puede que la ira no se esté manifestando en tu mente consciente, pero está siempre en tu conciencia-receptáculo. Si alguien hace o dice algo que despierta la semilla de la ira que hay en ti, se manifestará rápidamente en la sala de esta.
Un buen practicante no es alguien que ya no siente ira ni sufrimiento, porque esto es imposible, sino alguien que sabe cuidar bien de su ira y de su sufrimiento en cuanto surgen. El que no practica, no sabe manejar la energía de la ira cuando se manifiesta y puede ser fácilmente arrastrado por ella.
Pero si practicas el vivir conscientemente, no dejarás que la ira te arrastre de esta manera, porque invitarás a la semilla de ser consciente a manifestarse y a cuidar de tu ira. Respirar y caminar conscientemente te ayudarán a hacerlo.
Extracto del libro:
LA IRA (El dominio del fuego interior)
Thich Nhat Hanh
Thich Nhat Hanh
Fotografía de Internet