sábado, 12 de noviembre de 2016

CREENCIA II


Dios 
Demostración 
Existencia

Conozco a un hombre que escribió conti­nuamente en contra de Dios, durante treinta años. Vino a verme y dijo:

-Me gustaría tener un debate contigo. Le respondí:
-No es posible, porque diré que sí a cual­quier cosa que digas.

Exclamó:

-¿A cualquier cosa que yo diga? ¿Qué quie­res decir? Me pasé treinta años tratando de de­mostrar que Dios no existe.

Le dije:

-Si Dios existe o no, es irrelevante. Pero ¿por qué has desperdiciado treinta años? ¿Aho­ra quién te los va a devolver? No hay Dios, así que ni siquiera puedes pedirle otra vida. Pero ¿por qué te preocupas? Es una obsesión. Estás neurótico. Si Dios no existe, simplemente deja de lado la idea y vive.

-No -respondió-. Tengo que demostrarlo para convencer a los demás.

-Pero, si Dios no existe, deja que los demás crean. ¿Por qué preocuparte tú?

Él estaba preocupado, terriblemente preo­cupado: Dios era una obsesión en su aspecto negativo.

Y después hay gente que continuamente demuestra que Dios existe. También pierden el tiempo. Si Dios existe, ¡áma­lo! Si no existe, vive su ausencia. ¿Por qué preocuparse?

Te preocupa que Dios no exista. Hay gente que se preocupa porque Dios tiene que existir. Se la pasan haciendo que los demás crean; tratan de conven­cerlos. ¿A quién tratan de convencer? No es un diá­logo; es tu un monólogo. Todo lo que intentas demos­trar es en verdad tu desequilibrio interior. Te gusta­ría que el otro no existiera. Entonces, podrías sen­tirte en equilibrio.


Referencia:
El dios de todos (Osho)
Un camino espiritual para descubrir a Dios
Fotografía tomada de internet