Observación
Dios
Encuentro
Abandono
Reconocimiento
El yo
Mira cómo haces las cosas y siempre descubrirás al yo. La gente que hace plegarias siempre mira a su alrededor. Va a una mezquita y mira, va a un templo y mira. Si hay mucha gente, dice sus plegarias con fervor. Si no hay nadie que los mire, lo hacen de prisa, como si la plegaria no estuviera dirigida a Dios sino a los visitantes, a los observadores.
Esto sucede continuamente en cualquier cosa que haces. No disfrutas del acto, sino de las opiniones de los demás. ¿Y esto qué valor tiene? ¿Qué importancia tiene? ¿Para qué estás aquí? ¿Para que otros te consideren un hombre muy bueno, un hombre religioso, un meditador, un buscador de la verdad? La verdad parece ser tan importante como que los otros digan que eres un gran buscador de la verdad.
Obsérvate, mantente atento a lo que estás haciendo. No seas tonto y no te engañes. Es fácil hacerlo, pero lo divino sólo se puede producir cuando desaparece esa tontería. De nada ayudará... salvo que quieras seguir acumulando hojarasca alrededor del yo. Observa todo lo que haces y mantente alerta. No sigas moviéndote como un sonámbulo y no pretendas buscar el reconocimiento de los demás. Sólo mantente alerta, observa y espera, y lo divino se producirá. Porque, a través de la observación, desaparecerás. Al olvidarte de los demás, te olvidarás del propio yo.
Incluso con Dios, la gente tiene la misma relación: rezan en voz alta sólo para obtener cierto reconocimiento de lo divino. Como de esa fuente no puede provenir reconocimiento alguno, crearon nuevas agencias intermediarias: los sacerdotes. Ellos te pueden brindar reconocimiento. Dios nunca te reconoce; Dios únicamente te reconoce cuando no estás, y éste es el problema. Por eso existen los sacerdotes: te pueden reconocer; te pueden decir: "Sí, estás creciendo." Si en verdad estás creciendo, no hay necesidad de preguntárselo a nadie; el crecimiento hablará por sí mismo; y, aunque el mundo entero lo niegue, el crecimiento hablará por sí mismo. Lo sentirás, estarás satisfecho con eso y no seguirás preguntando. Dios no te reconoce; por eso, en este siglo, se ha dicho que Dios está muerto. Si no nos reconoce, ¿cómo podría estar vivo? Debería reconocernos y únicamente entonces...
Querríamos conservar nuestro yo hasta el mismísimo final, porque él no está allí para dar seguridad. Pero, salvo que te transformes en un nadie como Él, no hay posibilidad de encontrarse con Él.
Referencia:
El dios de todos (Osho)
Un camino espiritual para descubrir a Dios
Fotografía tomada de internet