miércoles, 26 de abril de 2017

LA IMPACIENCIA


Iluminación 
Éxtasis 
Tensiones 
Objetivos

Te contaré una breve anécdota hindú. Sucedió que un mensajero se dirigía hacia Dios y pasó por donde estaba un anciano muy ascético, viejo, muy viejo, sentado debajo de un árbol, meditando. Éste lo miró y le dijo: -Espera, ¿vas hacia Dios? Pregúntale por mí. Ha pasado demasiado tiempo. He realizado mi­les de esfuerzos, y ya los he repetido durante tres vidas; pregúntale cuánto tiempo más tendré que esperar.

Cuando uno pregunta cuánto tiempo más tendrá que esperar, está impaciente, está apura­do. Y con Dios nada se logra con apuro, por­que Él no está apurado. Él no tiene problemas de tiempo: es eternidad.

El mensajero le respondió:

-Sí, preguntaré.

Y, sólo por hacer una broma, le preguntó a otro hombre joven que bailaba debajo de otro árbol y dirigía oraciones cantadas a Dios. Le preguntó:

-¿A ti también te interesa saber cuánto tiem­po más te llevará ser iluminado?

El joven ni siquiera se inmutó; ni siquiera se detuvo y no dejó de bailar.

El mensajero regresó. Le dijo al viejo:

-Le pregunté y Dios respondió: "Tres vidas más." El viejo tiró su rosario y dijo:

-¡Lo suficiente es suficiente! ¿Es justo esto? He estado continuamente desperdiciando mi vida durante tres vidas, y ahora, ¿tres vidas más?... ¡Esto es demasiado!

El mensajero se acercó al otro árbol donde el hombre jo­ven aún estaba bailando en estado de éxtasis. Le dijo: -Aunque no preguntaste, yo lo hice. Dios respondió: "¿Ese joven? Falta mucho, mucho tiempo para que alcance la iluminación: una cantidad de vidas equivalente al número de hojas que tiene el árbol bajo el cual está bailando."

Al oír esto, el joven se inundó más aún de dicha, se en­loqueció, y empezó a bailar más y más rápidamente. Y dijo: 

-Entonces no es mucho tiempo pues, en toda la Tierra, ¿cuántas hojas y cuántos árboles existen? ¿Y es este árbol, únicamente éste? ¿Y estas hojas? Entonces no es demasiado tiempo, ¡ya lo he conseguido!

Y se dice que, en ese mismo instante, al joven le llegó la iluminación.

Puede traerla una paciencia infinita, en este mismo mo­mento, porque la paciencia infinita modifica todo tu ser. Cuando tienes una paciencia infinita, no tienes tensiones in­ternas, pues todas las tensiones son para el futuro. Todas las tensiones son: ¿cuándo, cómo, en cuánto tiempo más, lo lo­graré o no, me lo voy a perder? Todas las tensiones se vincu­lan a la impaciencia. Si tienes paciencia, no pueden existir tensiones dentro de ti. La paciencia es la única relajación. Una mente guiada por objetivos no puede relajarse: el mañana es demasiado pesado y estás demasiado preocupado por él.

Al pasar por un jardín, Jesús les dijo a sus discípulos que observaran a los lirios, que no se preocupan por el futuro y por eso son tan hermosos. Ni siquiera Salomón en sus días de gloria estaba tan bello. Contempla los lirios: son tan her­mosos y tan agraciados porque no se preocupan por el ma­ñana, por lo que va a ocurrir. No se preocupan para nada; simplemente, están en el aquí y ahora.

Recuerda: la iluminación no es un juego. Todo lo demás es un juego, pero la iluminación no. No es un juego; debes tener paciencia. Recuerda, cuanto más apurado estés, menos posibilidades tendrás de lograrla. Cuanto más paciente seas, más posibili­dades tendrás.


Referencia:
El dios de todos (Osho)
Un camino espiritual para descubrir a Dios
Fotografía tomada de internet