Un monje zen se disponía a hablar en la plaza  mayor de un pueblo. Había redactado cuidadosamente su discurso, y se disponía a leerlo cuando una ráfaga de viento  se llevó volando los papeles hasta las ramas de un limonero. Cogido desprevenido, incapaz de recuperar el hilo de su arenga, dijo:
-Amigos  míos, he aquí, en resumen, lo que quería exponeros: cuando tengo hambre,  como, y cuando estoy fatigado, duermo.
-Pero ¿acaso no todo el mundo hace lo mismo, maestro? -pregunta alguien de la multitud.
-¡No! ¡No de la misma manera!
-¿Por qué, maestro?
-Cuando  la gente come, piensa en mil cosas, cuando se duerme, piensa en sus problemas.  ¡Por eso no hace como yo!
Entonces el monje descendió y se mezcló con ellos, recogió las limosnas y a los que le preguntaban  les respondía:
«En cuanto a los detalles, los encontraréis en las ramas del limonero ...  »
Extraído de:
La Grulla Cenicienta
Los más bellos cuentos zen
Henry Brunel
Fotografía del internet

