domingo, 26 de noviembre de 2017

SINTIENDO AL BUDA QUE HAY DENTRO DE TI


En los textos budistas llamados “sutras” el mensaje más importante que hay es que todo el mundo tiene la capacidad de ser un Buda: la capacidad de amar, comprender e iluminarse. Es el mensaje más importante que contienen.

La práctica que me gustaría enseñarte se llama “Recodar al Buda” y se enseña en todas las escuelas de la tradición budista. En esta práctica sientes al Buda que hay dentro ti y todas sus cualidades, y sabes que es totalmente real, no es una idea ni un concepto, sino una realidad. Nuestra labor, nuestra vida, nuestra práctica consiste en alimentar Buda que hay en nosotros y en las personas que amamos.

Tal vez desees dedicar tres o cuatro minutos para la esta práctica solo o con algunos amigos. Si es así, siéntate silencio, inspira y espira durante algunos momentos para calmarte, y luego pregunta: “Pequeño Buda, ¿estás aquí?”. Haz la pregunta con una gran atención y silencio: “Pequeño Buda ¿estás aquí?”. Al principio puede que no oigas su respuesta siempre te contestará, pero si no estás lo suficientemente tranquilo, no la oirás. “¿Hay alguien? Pequeño Buda, ¿estás aquí?”. Y entonces oirás la voz de tu pequeño Buda respondiéndote: “Sí, querido, claro que sí. Yo siempre estoy aquí para ti”.

Al oírlo, sonríes y dices en tu fuero interno: “Sé, pequeño Buda, que tú eres mi serenidad. Sé que siempre estás aquí y necesito que me ayudes a estar sereno. A menudo no estoy tan tranquilo como me gustaría. Chillo, me comporto como si el Buda no estuviera en mí. Pero sé que estás aquí, sé que soy capaz de estar sereno. Gracias, pequeño Buda, necesito que estés dentro de mí”. Y él te responde: “Claro que estaré en ti siempre. Ven a visitarme cuando puedas”. Ésta es la práctica de sentir al Buda que hay dentro ti. Es una práctica muy importante para todos nosotros.

A mí me encantaría sentarme cerca de los niños porque tienen un gran frescor. Cada vez que practico la meditación andando cogido de la mano de un niño, su frescor me conforta. Puede que yo le ofrezca a cambio mi estabilidad, pero su frescor me beneficia mucho. Si pierdes la paz de  la alegría, recuerda que en el pasado tú también tenías en unas ocasiones ese frescor. Y si intentas sentir al Buda que hay dentro de ti, tu frescor seguirá aumentando. Puedes decir al Buda que hay dentro de ti: “Querido pequeño Buda, tú eres mi frescor. Gracias por estar aquí”. “Querido pequeño Buda, tú eres mi ternura”, ya que a todos nos hace falta ternura.

“Querido pequeño Buda, tú eres mi atención”, ya que a todos es cierto porque un Buda está hecho de la energía de atención. La atención significa ser consciente de lo que está ocurriendo y solo es posible estarlo cuando estás verdaderamente aquí, al cien por cien. Cuando eres consciente mientras bebes un vaso de leche, andas o respiras sintiendo la Budeidad, tu naturaleza búdica.

“Querido Buda, tú eres mi comprensión”, ya que la comprensión es fundamental. Si no comprendes a alguien, no puedes amarle. El Buda es el poder de la comprensión. “Cuando eres consciente y estás atento a lo que está ocurriendo dentro de ti y a tu alrededor, comprendes las cosas y a las personas fácilmente. De modo que puedes decir: “Pequeño Buda, tú eres mi comprensión. Te necesito mucho porque sé que la comprensión es la base del amor”.

“Querido pequeño Buda, tú eres mi amor. Mi capacidad de amar”. Tú también eres capaz de amar. Si sientes esta capacidad de amar cada día, tu amor y tu capacidad crecerán y estarás en camino de realizar plenamente al Buda que hay dentro de ti.

Cada vez que visitas al Buda que hay en ti, él te beneficia y, al mismo tiempo, tiene más espacio y aire para respirar. Durante el día puede que hayas sufrido, que estés enfadado, impidiendo con ello que el Buda que hay en ti pueda respirar aire fresco. Tu pequeño Buda se estará asfixiando. Pero cada vez que haces la práctica de sentir al Buda que hay en ti, le estás dando mucho espacio y aire, y entonces podrá crecer. Es algo muy importante.

Si intentas sentir estas cualidades del Buda que hay en ti, sentirás al Buda real y no al Buda de yeso, cobre o ni siquiera al de esmeraldas. El Buda no es un dios. No es algo que está fuera de nosotros, en el cielo o en la cima de una montaña, sino que está vivo y vive en nuestro interior.

“Querido Buda, me tranquiliza mucho saber que estás aquí, Pequeño Buda, te necesito tanto”. Y el pequeño Buda que hay en ti dirá: “Querido mío, yo también te necesito mucho. Por favor, ven a visitante más a menudo”.


Extracto del libro:
A la sombra del manzano rosal
El budismo explicado a los niños
Thich Nhat Hanh
Fotografía tomada de internet