Una persona está formada de cuerpo y mente. Comunicarnos sólo con el cuerpo sin que el alma también lo haga es peligroso. Cuando dos personas se aman desean estar cerca una de otra, pero se trata de la intimidad de dos almas que se comunican, comprenden y comparten unos valores espirituales. Si es así, la unión de esos dos cuerpos será significativa y producirá felicidad. Pero si se unen sin que lo hagan sus almas, sufrirán. En este caso nosotros la llamamos “una unión sexual vacía”.
Algunas partes del cuerpo son sagradas, como la coronilla, en la parte superior de la cabeza. La coronilla es un altar para los asiáticos, en especial para los vietnamitas, que colocamos en los altares los objetos más sagrados. En Vietnam cualquier casa, por pobre que sea, tiene un altar dedicado a los antepasados con ofrendas de frutas, flores o incienso. Los vietnamitas tratamos ese altar con muchísimo cuidado porque lo consideramos sagrado. También creemos que en el cuerpo hay unas zonas sagradas y no queremos que nadie las vea ni las toque, y esto lo piensan tanto los chicos como las chicas. A veces sujetamos la mano de alguien o le ponemos una mano sobre el hombro, pero sabemos que no hemos de tocarle nunca las zonas sagradas del cuerpo. El cuerpo es tan sagrado como el alma y no podemos compartirlo con cualquier persona.
En el alma también hay unas zonas que son sagradas y no queremos que cualquier persona las vea ni las toque. Son las experiencias y las imágenes que nos reservamos para nosotros. No queremos compartirlas con todo el mundo, sólo con la persona que nos inspira más confianza, a la que más queremos. Revelamos estos secretos que hay en el fondo de nuestro corazón a muy pocas personas, probablemente a una. Y sólo cuando tenemos un amigo que nos comprende de verdad, compartimos esas zonas tan sagradas de nuestro cuerpo y de nuestra alma con él. Entonces la unión de dos cuerpos se convierte en la unión de dos almas, es una ceremonia sagrada que produce felicidad.
¿Qué ocurre cuando un chico y una chica de doce, trece o catorce años practican el sexo? Ocurre que los dos cuerpos se unen movidos por el deseo sexual sin que la pareja se comprenda ni se conozca. Y al ignorar qué es el amor, practican un sexo vacío y ello es peligroso porque estos dos jóvenes pueden viajar por el camino del deseo sexual en el que no hay más que sexo sin comprensión. Y en el futuro no conocerán qué es el verdadero amor. Son como un fruto sin madurar, como una flor sin abrir.
La única forma de estar cerca de alguien es por medio de una profunda comprensión, de compartir los sentimientos y las ideas. Cuando nos acostarnos con alguien creemos que al estar cerca de esa persona nos estamos comunicando, pero no es más que una ilusión. En realidad, la unión de dos cuerpos puede separar más aún a dos personas. Hay mucha gente que sabe que si no comprende y ama a su pareja, y si no comparte a fondo la vida con ella, la falta de comunicación puede crear un gran distanciamiento entre los dos, y esto es muy peligroso. Hemos de practicar la comunicación escuchando atentamente al otro en primer lugar y hablándole después con afecto.
Muchos de nosotros despreciamos nuestro cuerpo y nuestra alma y no los consideramos sagrados. Los jóvenes tienen que proteger su cuerpo y practicar una sexualidad responsable. Si practicamos el sexo sin proteger la integridad de nuestro cuerpo y mente o la del cuerpo y mente de la persona amada, la estaremos ofendiendo a ella y a nosotros al mismo tiempo.
Extracto del libro:
A la sombra del manzano rosal
El budismo explicado a los niños
Thich Nhat Hanh
Fotografía tomada de internet