He heredado los resultados de los actos  de mi cuerpo, de mi habla y de mi mente. 
Mis actos son mi continuación 
El quinto recuerdo nos indica que lo único que sigue con  nosotros al morir son nuestros pensamientos, nuestras palabras y  nuestras acciones, es decir, nuestro karma. «Inspiro y sé que solo llevo conmigo mis pensamientos, mis palabras y mis acciones. Espiro, y  conmigo solo van mis acciones». Todos los pensamientos que has  pensado, todas las palabras que has pronunciado y todas las acciones  que has llevado a cabo con tu cuerpo son tu karma, tu continuación. 
Atrás queda todo lo demás. 
Pero no estamos hablando aquí de que heredes las posesiones de  tus padres, sino los frutos de tus acciones. Lo que pensamos, decimos y  hacemos se denomina karma, un término sánscrito que significa «acción». Lo que hacemos, decimos y pensamos prosigue y tiene sus  consecuencias más allá del acto. Y poco importa que esa herencia nos  guste o nos desagrade, porque esa es una herencia irrenunciable. Detrás  dejamos nuestras pertenencias y a nuestros seres queridos, pero es  imposible renunciar a nuestro karma, porque el fruto de nuestras  acciones siempre nos seguirá. No podemos escapar al karma, no  podemos decir: «¡No! ¡No puedes seguirme!». El karma es el  fundamento sobre el cual nos erigimos. Solo tenemos un fundamento,  que es el karma. No tenemos otro. Nos guste o nos desagrade, estamos  condenados a recoger el fruto de nuestras acciones.
Extracto del libro:
Miedo
Thich Nhat Hanh
Fotografía tomada de internet

