Erase un hombre que comía todas las noches golosinas invocando el nombre de Dios. Un día, Satanás le dijo:
"¡Hombre sin dignidad, cállate! ¿Hasta cuándo repetirás el nombre de Dios? ¡Ya ves que no te responde!"
Al hombre se le partió el corazón ante estas palabras y se durmió en ese estado de espíritu. Tuvo entonces un sueño y vio a Elías que le decía:
"¿Por qué has dejado de repetir el nombre de Dios?"
El hombre respondió:
"¡Porque no he tenido ninguna respuesta y he temido que me haya echado de su puerta!"
Elías dijo entonces:
Dios nos ha dicho: "Porque he aceptado tu plegaria es por lo que sigo manteniéndote en esta preocupación".
Tu temor y tu amor son pretextos para conservar tu intimidad con Dios. El solo hecho de que sigues rezando te anuncia que son aceptadas tus oraciones.
150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet