viernes, 25 de octubre de 2019

BAÑO








Un día, un emir sintió el deseo de ir al baño. Llamó a su esclavo, que se llamaba Sungur, y le dijo:





"¡Prepara mi sábana, mi barreño y mi jabón! ¡Vamos al baño!"





Sungur ejecutó sus órdenes y ambos tomaron el camino del baño. Ahora bien, en este camino, había una pequeña mezquita. Cuando pasaba ante ella, Sungur oyó la llamada a la oración. Dijo a su amo:





"¡Oh, amo! ¿Podríais esperar unos instantes ante esos almacenes mientras hago mi oración?"





El emir aceptó y se puso a esperar...





Esperó mucho tiempo. Vio salir a los fieles y al imán, pero Sungur seguía en el interior. Perdiendo la paciencia, el emir se puso a gritar:





"¡Oh, Sungur! ¿Porqué no sales?"





Desde el interior de la mezquita, Sungur le respondió:





"Estoy retenido aquí. No pierdas la paciencia. Ya voy. ¡Sobre todo no creas que olvido que me esperas!"





El emir reiteró siete veces su llamada y, cada vez, Sungur respondía:





"¡No tengo permiso para ir junto a ti!"





Al fin, el emir le dijo:





"Pero no hay nadie en la mezquita. Tengo curiosidad por saber lo que te impide salir."





Sungur respondió:





"El que te encadena en el exterior me ha encadenado en el interior. El que no te permite entrar me impide salir."





El océano no deja escapar a los peces y, del mismo modo, la tierra no deja a su fauna precipitarse al mar.











150 Cuentos sufíes


Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī


Fotografía tomada de internet