Un día, Chi Hsien, el famoso Maestro chan, estaba probando a un grupo de discípulos.
-Cuando buscamos el Camino -dijo-, somos como un hombre agarrado con los dientes a la rama de un gran árbol. Otro hombre sentado bajo el árbol le plantea la siguiente cuestión: ¿Cuál es el significado del Patriarca que viene del oeste [¿a China?]. Parecerá torpe si no se atreve a contestar, pero si abre la boca, sin duda caerá y morirá. Decidme ~preguntó el Maestro-, ¿qué habría que hacer para encontrar una solución?
Entre los discípulos había un monje llamado Hu Tou Chao (el más aventajado de Hu) que se levantó y respondió:
-No nos importa lo que está haciendo ese hombre en el árbol. Queremos que nos digas quién era y qué es lo que hacía antes de trepar al árbol.
Tras escuchar esta respuesta, Chi Hsien estalló en una carcajada, sintiéndose totalmente satisfecho.
Comentario: La mayoría de las personas están acostumbradas a pensar como si existieran dos mitades distintas o conceptos opuestos, como «ser» y «no ser», «es» y «no es», «tener» y «no tener». La tarea de un Maestro chan es destruir este tipo de conceptos en la mente de sus discípulos. El mundo se vuelve ilimitado cuando se destruye la frontera relativa que separa dos conceptos opuestos.
No hay partes distintas, ni límites relativos de dualidad. En consecuencia, no existen obstáculos en el Camino hacia la naturaleza del verdadero yo. Sólo el monje Hu Tou Chao fue capaz de verlo, alcanzando un elevado estado de mente. El Maestro vio el potencial del monje para la realización inmediata y por ello quedó muy satisfecho con la respuesta de su discípulo.
Extracto tomado del libro:
100 Koans del budismo Chan
Alexander Holstein
Imágenes tomadas del Internet