El 'indagador' se acercó respetuosamente al 'discípulo' y le preguntó «¿Cuál es el sentido de la vida humana?». 
El 'discípulo' consultó las palabras escritas de su 'maestro' y, lleno de confianza, respondió con las palabras del propio 'maestro': «La vida humana no es sino la expresión de la exuberancia de Dios». 
Cuando el 'indagador' se encontró con el 'maestro' en persona, le hizo la misma pregunta; y el 'maestro' le dijo: 
«No lo sé». 
El 'indagador' dice: «No lo sé». Lo cual exige honradez. 
El 'maestro' dice: «No lo sé». Lo cual requiere tener una mente mística capaz de saberlo todo a través del no-saber. 
El 'discípulo' dice: «Yo lo sé». Lo cual requiere ignorancia, disfrazada de conocimiento prestado.
Del libro:
Anthony de Mello 
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

