Se dice que Lukman, uno de los hombres más sabios que se hayan conocido -es el fundador de la medicina yunani- abordaba las plantas, los arbustos y los árboles, se sentaba a su lado, los sentía y les preguntaba: ‘Para qué sirves? Para qué enfermedad eres útil?’ Se dice que descubrió millones de hierbas sólo sintiéndolas. La hierba le decía: ‘Sería bueno que me utilizaras para la tuberculosis. Yo puedo ayudar’.
Parece un mito, una ficción, pero los científicos están desconcertados: si es ficción, cómo llegó Lukman a saber? Hoy en día la ciencia ha comprobado que todo lo que sabía era correcto. Entonces no existían los laboratorios que existen hoy; tampoco los sofisticados instrumentos. Si es ficción, surge un problema mayor: cómo lo sabía Lukman? Y no se trata de una dos o cien hierbas, sino de millones! Si hubiera estado experimentando con instrumentos rudimentarios, le hubiera toma por lo menos diez o veinte mil años descubrir todo eso. Esto parece ser más ficticio. La primera ficción parece más cercana a la realidad: que les preguntaba a las hierbas.
El origen del ayurveda, la medicina india, se basa en el mismo secreto. Estos secretos fueron velados por las plantas mismas.
FUENTE: OSHO: ‘El Hombre que Amaba las Gaviotas y Otros Relatos’, Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2003, ISBN 958-04-7279-3, Pag. 161