La hija del Mulla Nasruddin llegó a casa y anunció que estaba embarazada, y que el hombre más rico del pueblo era el padre del niño. Desde luego, el Mulla Nasruddin se enloqueció de ira. Se precipitó con su revólver a la casa del rico, donde lo enfrentó diciéndole: ‘Es tu último respiro; si quieres dirigir una oración a Dios, házlo!’.
El rico sonrió y le dijo: ‘Escucha antes de hacer algo neurótico. Sí, yo sé que tu hija está esperando un hijo mío. Pero si es un niño, he depositado cien mil rupíes en el banco para él; si nace una niña, tengo ciento cincuenta mil rupíes en el banco para ella’.
Mulla bajó el revólver y preguntó:
-Señor, y si algo resulta mal, si ocurre un aborto espontáneo o algo así, está usted dispuesto a darle a mi hija otra oportunidad?
FUENTE:
OSHO: ‘El Hombre que Amaba las Gaviotas y Otros Relatos’, Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2003, ISBN 958-04-7279-3, Pag. 133