La anciana quejumbrosa había estado en cama durante una semana por órdenes del médico. Nada le gustaba. Se quejaba del tiempo, de sus medicinas, y en particular de la comida que su esposo le preparaba. Un día, después de haberle llevado el desayuno a su esposa y limpiado la cocina, el anciano se sentó en su cuarto de trabajo. Ella oyó el rasguñar de su pluma.
-Qué estás haciendo ahora? -le gritó-.
-Escribo una carta.
-A quién le estás escribiendo?’
-A la prima Ana.
-Y qué le estás escribiendo?
-Le estoy diciendo que estás enferma pero que los médicos dicen que estarás bien muy pronto y que no hay ningún peligro.
Y, después de una breve pausa, añadió:
-Cómo se escribe 'cementerio'? Con 'c' o con 's'?’
FUENTE: OSHO: ‘El Hombre que Amaba las Gaviotas y Otros Relatos’, Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2003, ISBN 958-04-7279-3, Pag. 285