Si el primer paso consiste en estar disponible para la otra  persona, el segundo consiste en reconocer su presencia. Como estás  completamente presente, reconoces también lo preciosa que es la  presencia de la persona amada. Cuando abrazas con atención plena a la  persona amada, esta se abre como una flor. Ser amado significa, por  encima de todo, ver reconocida la propia existencia.
Estos dos primeros mantras pueden aportar felicidad de  inmediato. Aunque la persona amada no se halle físicamente presente,  siempre puedes utilizar el teléfono o un correo electrónico que diga:
«Querido, saber que estás ahí me hace muy feliz». Esa es una auténtica  meditación, una meditación llena de amor, compasión, alegría y  libertad, los cuatro componentes del amor descritos por el Buda.
Extracto del libro:
Miedo
Thich Nhat Hanh
Fotografía tomada de internet

