"Debe de ser muy difícil empezar de nuevo"
Si estás pensando que lo que viene es terrible, mi respuesta es, una vez más, depende. La gente que termina una relación tiende a ubicase en dos extremos: están los que "vuelven a nacer" y se pellizcan para estar seguros de no estar soñando, porque han tenido relaciones espantosas y los que deben elaborar un duelo complicado, porque la relación no era tan mala.
Por lo general, pasados los tres primeros meses, si la relación no fue la mejor del mundo, las personas comienzan a renacer de sus propias cenizas. Pero si la relación era relativamente buena y la ruptura tuvo lugar porque nos cambiaron por otro u otra, la cuestión puede requerir ayuda profesional. En estos casos, aunque la autoestima y el orgullo herido tardan en levantar cabeza, a veces la mejor cura es una nueva relación, cariñosa y tranquila. La ternura tiene un efecto sanador en las almas aporreadas por el desamor o el engaño, incluso más que algunos fármacos.
Algunas personas piensan que: "Más vale malo conocido que bueno por conocer", y de esta manera evitan tener que empezar de nuevo. Lo único que logra este tipo de solución es el problema se multiplique de manera exponencial, porque lo "malo" se hace "intolerable". Una mujer reincidente con él mismo hombre me decía: "Ya le di una oportunidad a la relación, volvimos a estar juntos, la cosa mejoró un poco, pero ¡yo no siento nada, ya no me interesa. ¡¿Pero cómo me voy a ir otra vez?!" Suele pasar: la lejanía embelleció el vínculo, lo hizo ver más llevadero y gratificante de lo que era, pero el regreso resultó ser un regreso sin gloria. Con el mismo hombre, en el mismo lugar y de una forma similar. Sin agresiones y sin presiones asfixiantes, es verdad; pero también, sin demasiado entusiasmo ni pasión. Algo se rompió, algo hizo crack en lo profundo del alma y ya no tiene arreglo. De todas maneras, dentro de lo incómodo y difícil de la situación, mi paciente obtuvo claridad, una certidumbre que siempre fluctúa entre el dolor y la paz interior: "Ya sé que no funciona". La apacible sabiduría del desencanto, que no es tristeza ni alegría, sino verdad.
Extracto del libro:
Los límites del amor
Walter Riso
Fotografías tomadas de Internet